17.4.13

Media Maratón de Madrid


Después de correr y acabar la Media Maratón de Madrid el pasado 7 de abril, le escribí mis sensaciones a una amiga:

"Hola guapa,

Ya pasó, ya terminó.

Me planteé el objetivo con el corazón y no con la razón. La segunda me decía que cómo iba a ser capaz de correr 21km sin parar siquiera un momento para tomar aire; el primero me guiñaba un ojo y me decía que si, que si quieres puedes. Hice caso al corazón y me inscribí en la prueba, con media sonrisa que partía de la razón como diciendo "no sabes en lo que te has metido, cabezón". Busqué un plan de entrenamiento nada ambicioso para terminar la prueba en tiempos de dos horas, dos horas y cuarto. Había que activar mi cuerpo que no había corrido más de cuatro kilómetros de una sentada.

Pasaron las semanas y fui rebasando pequeños objetivos que me parecían muros enormes. Primero fueron los 6K. Los pasé, con mucho cuidado por si no era capaz. Luego llegaron los 8K y también. Mis piernas aguantaban. El día que pasé de 10K apenas si entendía cómo era capaz de hacer algo que unos meses atrás ni me imaginaba en mis mejores sueños.
Y llegó el momento de probar una competición, un 10K. La cagué, llegué resacoso y deshidratado, pero aún así conseguí terminarlos con un tiempo de 52', cuando pensaba que si apenas superaba la hora, sería todo un logro.
Seguí con mi plan de entrenamiento y fueron cayendo los kilómetros. Primero 12, luego 14 y pude con los 15. El final del camino se acercaba, ya solo era cuestión de creer.

La semana de la medio maratón solo un 5K a tope el lunes. El resto de la semana descansando, hidratándome mucho, tomando hidratos de carbono a saco, fuera dietas. El sábado hormigas en el estómago. Por la noche ya sabes, preparar el dorsal, la camiseta del evento, los calcetines, las zapatillas que me iban a llevar camino de la meta. No falta nada, está ahí.

Toca madrugar, desayunar bien pero sin pasarse, con tres horas de antelación a la prueba. Me sigo hidratando. Nunca he meado tanto y tan seguido. Nervios. Camino del metro me doy cuenta de que voy un poco tarde, aún tengo que llegar al Retiro, localizar la zona de roperos, la de mi dorsal, el 16266, cambiarme y por megafonía, al llegar, indican que apenas me quedan 5 minutos para que los cierren (los roperos). No pasa nada, hay que tranquilizarse y vestirse despacio, que tengo prisa.

Entrego la bolsa con todo menos las zapas, las mallas, la camiseta y mi dorsal. Estiro relajado, concentrado, disfrutando de la energía que emana de los 20000 participantes que nos repartimos por todas partes. Me acerco a la zona de los tiempos en los que estimo que llegaré: 01:55:00-02:00:00.
Dan la salida, nadie se mueve. Somos muchos y nos vamos acercando a la meta andando. Por fin paso por la línea y el chip que llevo adosado al dorsal hace pitar un chivato. Esto acaba de empezar.

Los kilómetros van pasando, voy relajado, contenido, no se con qué me voy a enfrentar. El ambiente es acojonante. Cada vez que veo un semáforo en ámbar hago el amago de frenar. Qué tontería, hoy no hay coches por Madrid, solo yo y otros 20000 tarados que disfrutan corriendo.
Llega el km 5, primer avituallamiento. Tomo una botella de agua y apenas dos sorbos. No quiero problemas de flato. Voy bien, subiendo Santa Engracia. Corremos. Pensamos, nos dejamos llevar por el pensamiento. Todo el rato ánimos. Me repito que hay que disfrutar, no cebarse, gozar de cada pisada. Llegamos al km 10. Otro avituallamiento, repito la hidratación. A mi lado un equipo de la brigada paracaidista me alcanza mientras van cantando canciones de ejército y se oye el trotar de su paso ligero. Sigo con mi plan y con mi ritmo. Hay que terminar.

Los kilómetros van cayendo, llegamos al 15, entro en terreno no explorado. Se que a partir de ahora mis piernas empezarán a quejarse, a decir que ya está bien, que por hoy ya han cumplido. Lo empiezo a notar. Miedo. Veo por el suelo tubos de geles de la gente. ¿Por qué no me habré traído uno? Llego al km 16. Algo pasa. No se muy bien por qué, todavía no lo entiendo. Mi cabeza me ordena cambiar el modo de correr. De zancada más o menos larga y pausada, paso a zancadas cortas y rápidas. Aumento el ritmo. Ya no me duelen las piernas.
Acompaso la respiración al nuevo ritmo. Empiezo a adelantar gente. Dejo atrás a la brigada paracaidista, al ejército del aire que también está por ahí. Alcanzo así la llegada al Retiro. Caen los kilómetros: 17, 18, 19, 20. No bajo el ritmo. La adrenalina me cae por las orejas. Subida rompepiernas antes de encarar el último kilómetro. Bajón. Pero ya da igual, estoy ahí, estoy llegando. Lo he conseguido, se que lo he conseguido. Mi cara está seria, concentrada en acabar, pero mi corazón ríe, a carcajadas porque sabe que tenía razón. Y mi razón ríe también, porque en el fondo siempre se alegra cuando el corazón gana.

Veo al fondo la meta. La gente nos anima, nos aplaude. Un niño saca la mano y me pide que la choque. Un nudo en la garganta. La meta está ahí. Parece que no acaba de llegar. La paso. La carrera empezó hace dos horas pero mi tiempo final es de 01:56:02. No me lo creo. Paso la meta. Veo las caras de los que han corrido conmigo. Felicidad. Aplaudo, no se a quien pero aplaudo. Me aplaudo. Lo he conseguido. Las piernas no pueden más pero se que habrá otras pruebas y otros momentos como este, me lo dice el corazón."

Suena: Moon over Bourbon Street de Sting - Bring on the night.

4.4.13

Mi sitio de trabajo



Esto es lo que veo desde la mesa en la que me siento a trabajar por las mañanas. Buenas perspectivas en todos los sentidos. Positividad por delante.


Suena: Depth over distance de Ben Howard - Keep your head up
 

1.4.13

Ximena y mi retrato




Viendo los retratos de mis amigos en el WhatsUp me encontré este de Ximena, donde aparece una foto que le hice hace más de diez años. Una grata sorpresa.

Suena: Walk in the park de Beach House - Teen Dream